En julio del año pasado, la máxima autoridad médica en EEUU, el llamado Surgeon General, daba voz de alarma por el preocupante incremento de casos de cáncer de piel en dicho país. Dadas las evidencias científicas y que ya en 2009 la OMS consideraba las cabinas de bronceado artificial como cancerígenas para el ser humano, «es hora de que Surgeon General advierta de la relación entre las lámparas de luz ultravioleta y el cáncer de piel». Así lo señala un artículo de la Universidad de Colorado (Denver, EEUU) publicado esta semana en la revista ‘American Journal of Preventive Medicine’.
En dicho documento, el investigador y profesor Robert Dellavalle explica que las cabinas de rayos UVA cumplen los mismos criterios que el tabaquismo como causa de cáncer y argumenta, además, que el anuncio de dicha asociación podría salvar vidas. En 1964, cuando Surgeon General «informó que fumar causaba cáncer de pulmón, los políticos tomaron conciencia». Gracias a esto, «las tasas de tabaquismo han disminuido y, como consecuencia, las de cáncer de pulmón también». Los mismos beneficios podrían obtenerse con un aviso similar en el caso del bronceado artificial y el cáncer de piel, postula el experto.
Existen nueve criterios utilizados para determinar la relación causal de una enfermedad, desarrollados en el contexto del tabaco y el cáncer de pulmón en 1965, por el epidemiólogo británico Austin Bradford Hill. En el caso de las cabinas de bronceado, cumplen ocho de los nueve:
1. Una notable relación. En qué medida aumenta el riesgo de cáncer de piel en las personas que han utilizado las cabinas de bronceado. Según Dellavalle y su equipo de científicos, importantes análisis demuestran que las probabilidades son de aproximadamente un 16% más que en quienes no han pasado por el bronceado artificial. Es cierto que la asociación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón resulta aún más potente, siendo un 35% más propensos quienes fuman. Pero en términos de epidemiología, un 16% más de riesgo de sufrir cáncer de piel por las cabinas UVA es significativo.
2. Una asociación consistente. Esto significa que el vínculo entre el bronceado artificial y el cáncer de piel no se limita a una población o nacionalidad determinada. La asociación es consistente en todas las investigaciones realizadas.
3. Especificidad. Cuando una circunstancia/factor genera varios efectos es más difícil precisar la relación causal con uno en concreto. En el caso de las cabinas y el cáncer de piel, la relación es uno a uno y así se observa en la literatura científica existente hasta la fecha.
4. Temporalidad. Aunque obvio, la causa debe ocurrir antes que el efecto. Con el bronceado artificial y el cáncer de piel, se puede comprobar que el uso de camas precede a un mayor riesgo de este tipo de tumor.
5. Un riesgo creciente. Tal y como explica Dellavalle, cuanto más se fuma, más probabilidades hay de sufrir cáncer de pulmón. Lo mismo ocurre cuanto más se utilizan las camas de bronceado, más probabilidades hay de desarrollar cáncer de piel. En concreto, este experto señala que «cada sesión de rayos UVA adicional por año confiere un aumento del 1,8% en el riesgo de melanoma».
6. Plausibilidad. Los rayos UV de las camas de bronceado penetran en la capa epidérmica y esto puede inducir alteraciones de ADN que promueven la formación de cáncer.
7. Coherencia. Los datos que se extraen de los experimentos de laboratorio y estudios realizados en la población son coherentes, lo que significa que los resultados de ambas fuentes apuntan a una conclusión similar.
8. Literatura científica. Para concluir la asociación causal entre cabinas de bronceado y cáncer de piel en las diferentes investigaciones realizadas, los investigadores han utilizado la radiación UV que causa tumor en modelos animales. «Del mismo modo que no es ético animar a la gente a fumar con el fin de ver si provoca cáncer de pulmón, no es ético animar a la gente a broncearse con el fin de comprobar si esto provoca cáncer de piel», argumenta Dellavalle. Esta imposibilidad de poner a prueba el efecto de bronceado UV en un ensayo aleatorizado de control es «la excusa que la industria de las cabinas de bronceado utiliza para afirmar que hay una falta de verdadera ciencia detrás de las afirmaciones que concluyen que causan cáncer».
9. Analogía. Ante la exposición solar, las personas con tipos de piel más sensibles tienen mayores tasas de cáncer de piel. Lo mismo ocurre con el bronceado artificial: quienes más tendencia tienen a quemarse, más riesgo de tumor cutáneo.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los cánceres son resultado de mutaciones genéticas aleatorias, cabe subrayar, asegura Dellavalle, «los casos de cáncer de piel y de pulmón son prevenibles reduciendo la exposición a los rayos ultravioletas y el tabaquismo».
Ya en 2009, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) declaró a las cabinas de bronceado como causa oficial de cáncer. Desde entonces, diferentes organismos oficiales (como la FDA) y algunos gobiernos han ido estableciendo restricciones en el uso de las lámparas de luz ultravioleta. California fue el primer estado en prohibírselas a los menores de 18 años (la misma norma existe en España) y detrás, siguieron su ejemplo países como Brasil, Australia e Inglaterra, que decidieron ser aún más drásticos. Mantienen vetadas completamente las cabinas de bronceado artificial. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer.
Fuente: El Mundo Salud.