junio 25, 2015

¿Es saludable que tus hijos tomen helados?

Fuente: Faros / KidsHealth

Uno de los alimentos veraniegos por excelencia es el helado. Ya sea cremoso o en forma de polo refrescante, son una rica fuente de nutrientes. Pero, ¿es saludable que los niños tomen helados? ¿Qué tipo es mejor para ellos?

Refrescantes y nutritivos, los helados son uno de los alimentos que más les gusta tomar a los pequeños en verano, y que, además, se recomiendan en dietas equilibradas y sanas. A pesar de todo, es recomendable que sepas cuáles son las características de cada tipo de helado, sus inconvenientes y cómo es mejor que los tomen tus hijos.

Los helados tienen muchos beneficios para la salud de los pequeños porque les aportan muchos nutrientes. En primer lugar, debes saber que contienen calcio en cantidades similares a la leche. Por lo tanto, son una buena idea para los niños a los que no les gusta la leche y también se recomiendan durante el embarazo. Además, los helados también proporcionan proteínas, vitamina B2 y fósforo y sus acompañamientos, como el chocolate o los frutos secos, aportan grasas de buena calidad.

Tipos de helados

De crema o leche
Elaborados a partir de agua, leche y sus derivados, como nata, mantequilla, leche en polvo, azúcar y grasas. Además, pueden incorporar otros ingredientes como huevo, chocolate, frutos secos y aditivos.

Son los más recomendados por ser nutritivos y sabrosos aunque hay que saber que también son los que contienen más grasas. De hecho, los de crema suelen llevar un 8% de grasas de origen lácteo y los de leche, por su parte, un 2,5%. De este modo, aportan a tus hijos entre 100 y 300 calorías, lo que supone entre el 15 y el 20% de las calorías totales diarias que necesitan.

Polos, sorbetes y granizados
Hechos a base de agua, colorantes y azúcares.

Helados de yogur
Deben diferenciarse, dentro en esta tipología, los helados con base de yogur de los yogures helados. Yogur helado es el que incluye los microorganismos de este producto.

En cambio, el helado a base de yogur aporta los mismos beneficios que cualquier otro tipo de helado. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que contiene más azúcares y grasas saturadas.

Helados caseros
Puedes animarte a crear los tipos de helados que más gusten a tus hijos. Por ejemplo, sándwiches helados (con barras de helado del supermercado y dos galletas), helados con fruta o puedes elaborar tu propio helado con leche y azúcar y dejarlo reposar unas horas en el congelador. El truco para que quede cremoso: sacarlo varias veces y removerlo.

Además, en el momento de darles helado a tus hijos debes distinguir entre los artesanales y los industriales. Cabe decir que la diferencia principal, sobre todo en los de crema y leche, son los aditivos que llevan. En general, los artesanales llevarán menos aunque en los industriales podremos controlar mejor la composición mirando las etiquetas.

Recuerda también que si tus pequeños tienen alguna alergia o intolerancia, puedes encontrar productos especiales de distintas marcas. Las mismas asociaciones de afectados por, por ejemplo, diabetes o celiaquía pueden recomendarte algunos.

Los inconvenientes del helado

Sin embargo, debes saber que tus hijos no deberían tomar más de dos o tres helados a la semana, siempre que lleven una dieta equilibrada y tengan un peso normal. 100 gramos de helado pueden contener entre un 30 y un 60% de la cantidad diaria de azúcares recomendada. También entre un 5 y un 12% de la cantidad máxima de grasas considerada adecuada.

Por este motivo, mejor que un postre, el helado puede ser una parte de la comida o la cena; también se puede tomar como una merienda completa o un tentempié contundente. Eso sí, siempre que el niño no tenga problemas de sobrepeso. Sin embargo, recuerda que el postre ideal es la fruta y que la opción del helado como postre sólo es recomendable si la comida ha sido, básicamente, vegetal.

¿Cómo deben tomarse un helado los niños?

Es recomendable que enseñes a tus hijos a comer los helados despacio. Y es que cuando algo muy frío entra en contacto directo con el paladar puede activar los distintos nervios que controlan la sangre que fluye hacia la cabeza. Estos nervios reaccionan a la baja temperatura y hacen que se hinchen los vasos sanguíneos. Por eso, si lo comen muy rápido les puede doler la cabeza durante unos minutos.

Es mejor pues, que los pequeños dejen que el helado se derrita un poco en la boca antes de tragárselo. De este modo, además de no sufrir dolores de cabeza, tampoco se les irritará la garganta.

Los helados pues, son una refrescante fuente de nutrientes que, en las cantidades recomendadas, puedes incluir en la dieta dea tus hijos con total tranquilidad.

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