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febrero 11, 2019

Alimentación y estado de ánimo…

“Cuando hago dieta estoy un humor que no me aguanto ni yo”: es una de las muchas frases que podemos escuchar a personas cuando cambian sus hábitos alimenticios. Sin embargo, otras en cambio aseguran que se sienten como nuevas, siempre de buen humor y con mejor carácter que antes. No debe extrañarnos: sin duda la dieta tiene un componente psicológico que hace que, por una parte, se pueda estar malhumorado si ésta lleva a pasar hambre, pero que, por otro lado, puede mejorar el estado de ánimo si encaja bien en el estilo de vida del paciente y ayuda a que se sienta mejor físicamente y con la propia imagen.

No es raro que la falta de energía y ánimo que surge durante un plan de adelgazamiento tenga su origen en una alimentación inadecuada. Cuando se come sano pero poco, la persona percibe que se está quedando con hambre y en vez de sentirse bien se vuelve irritable y de mal humor. La clave está, entonces, en comer sano en cuanto a calidad y cantidad.

Para la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), hay que ser conscientes de que cada persona no compra, cocina o come de la misma manera si tiene un buen día, si está deprimida o enfadada o si tiene otro tipo de sensación. Por ello -y porque no todos los días son buenos-, sugieren tener presente que comer bien influye en el equilibrio emocional y que las alteraciones en el equilibrio emocional no deben impedir que el individuo siga comiendo bien.

Una alimentación equilibrada exige un aporte de nutrientes adecuado a las necesidades individuales de cada persona.

¿Qué alimentos pueden generar un mal estado de ánimo?
Los alimentos precocinados y preparados, como las patatas fritas o la comida rápida, reducen los niveles de serotonina, cuyo déficit se traduce en forma de malestar y malhumor. Las dietas altas en harinas y azúcares favorecen la excitación, sobretodo en niños.
Los bajos niveles de serotonina (un transmisor del sistema nervioso), sumado al estrés y a la falta de ingestas de alimentos saludables (como frutas y verduras) afectan gravemente al cerebro y a las emociones, descargándose en forma de ira.
Por otra parte las personas que están a dieta tienden a tener sentimiento de culpa cuando consumen algún alimento no permitido dentro de una dieta saludable, lo que les hace estar de mal humor, decepcionados y tristes por no cumplir con sus propias expectativas.

¿Qué actitud ante la comida produce malos estados de ánimo?
Una alimentación equilibrada exige un aporte de nutrientes adecuado a las necesidades individuales de cada persona para el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades.
Es importante considerar tanto la cantidad como la calidad de los alimentos que se consumen; debe ser atractiva para que se disfrute de lo que se come y ver la mejora de los hábitos alimenticios no como una meta a corto plazo sino como la base fundamental de una alimentación de por vida. La hidratación y el aporte de fibra también son indispensables para el mantenimiento de un estado de bienestar.
Comer en un ambiente agradable, sin distractores como la televisión, hace que se disfrute más de las características organolépticas de los alimentos y aumente la sensación de saciedad. Por otro lado, el comer despacio hace que se mastiquen mejor los alimentos, ayudando de este modo a la digestión para evitar hinchazón, pesadez, gases o malas digestiones.

Cambios en la dieta
Algunos pacientes están acostumbrados a usar la comida como una solución a estados de ánimos, para calmar justamente esa emoción. Pero comer no va a solucionar los problemas. Canalizarlos a través del ejercicio o de otras terapias puede ayudar.
Es importante saber que se puede comer de todo y disfrutar de la gastronomía sin engordar ni tener otras consecuencias negativas. La clave está en no atiborrarse y masticar bien, degustar y disfrutar la comida desde el primer bocado.
Si alguien decide ponerse a dieta, en lugar de enfocarse en lo que no debe comer, puede aprender y conocer lo que sí puede comer, y elegir opciones más saludables. El hacerlo bien generalmente le hará sentirse positivamente, porque sabe que está haciendo lo correcto para su salud.
Nadie debe quedarse nunca con hambre. Aunque la persona esté comiendo sano pero poco puede sentirse de malhumor y la sensación será negativa. Se puede encontrar perfectamente el equilibrio entre comer bien, y alimentos ricos, con mantener un correcto peso corporal.
Estudios e investigaciones afirman que ciertos alimentos producen mayor bienestar que otros, porque al ser ingeridos, hacen que el cerebro libere endorfina, unas hormonas que favorecen el estado de ánimo y aumentan las sensaciones placenteras.

Y si crees que necesitas ayuda
1. Apoyo nutricional: fundamental en la elaboración de una dieta personalizada, en la que se considere preferencias y demandas energéticas.
2. Apoyo médico: especialmente para el control analítico tanto por deficiencia como por exceso de nutrientes.
3. Coaching nutricional: se usa como nuevo enfoque para complementar la labor de asesoramiento técnico nutricional que realizan los especialistas en Nutrición y Dietética. Acompañar y aumentar su motivación y confianza para llevar a cabo los cambios.
4. Apoyo psicológico: el estado de ánimo condiciona las necesidades alimentarias. La tristeza puede suprimir el apetito y la ansiedad puede hacer que el paciente compulsivamente
5. Ejercicio físico: en la nueva pirámide nutricional aparece la actividad física. El ejercicio diario ya era una recomendación, pero ahora se concreta en dedicarle una hora al día (o hacer 10.000 pasos diarios). Realizar ejercicio físico es un factor muy importante para la salud ya que permite tanto mejorarla como mantenerla y sus beneficios son a todos los niveles: físico, psíquico y social.

Pregúntanos. Somos especialistas en Nutrición y Dietética desde 1988.

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