El 75% de la población adulta ha intentado adelgazar en algún momento de su vida y un porcentaje similar de personas afirman que no están contentos con su cuerpo, según un informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo). El mismo estudio reveló que el sólo el 2% de las personas que empiezan una dieta consiguen perder peso.
¿Motivos? Varios:
1. Creer que se puede adelgazar muy deprisa. Realmente dedicamos poco tiempo a la dieta, y los hábitos se relajan rápidamente
2. No estamos ante algo matemático. No existe una fórmula que se pueda aplicar a todos los pacientes, sino que se debe adaptar a cada uno de ellos.
3. La mayoría de las dietas comienzan con un error de base: si queremos conseguir que la pérdida de peso sea real, hay que cambiar el enfoque. Es decir, las dietas son puntuales y sus efectos también lo son. Lo que debe plantearse una persona que quiere adelgazar es una reeducación alimentaria y modificación de su estilo de vida y ejercicio físico. Haz cambios, y mantenlos.
Como muy poco, pero no pierdo peso
La mayoría de las personas que han seguido o siguen una dieta, o se han propuesto adelgazar han pensado o dicho esta frase en alguna ocasión. ¿Por qué? También hay varias razones.
1. Realmente estamos comiendo más de lo que creemos.
2. El cuerpo adapta el metabolismo bajando el gasto energético como respuesta a una ingesta baja. Es un mecanismo de defensa para no malnutrirse y sobrevivir al hambre.
3. No se hace ejercicio y lo que está consiguiendo es balancear la ingesta y el gasto.
Quitar alimentos, pesar y medir lo que comemos, ¿funciona?
No resulta adecuado pautar dietas en las que el paciente tenga que pesar todo lo que come. Normalmente pesar todo resulta una tarea complicada y pesada para el paciente. Lo único que va a hacer es dificultar y desmotivar para continuar con el tratamiento. En Clínica Nutriestética tenemos comprobado que funciona mucho mejor trabajar en consulta con el concepto de medidas caseras, imágenes de tamaños de platos o trucos que ayuden a calcular la cantidad de alimento sin tener que pesar. Utilizando la medida de un yogur, o el método de la mano, por ejemplo.
Consejo: usar platos y cubiertos pequeños para evitar grandes cantidades y grandes bocados.
¿Qué alimentos quito de mi dieta?
Partiendo de que la alimentación debe ser variada y equilibrada, hay que eliminar los productos más calóricos: es decir, aquellos alimentos insanos, de alta carga energética y baja calidad nutricional como las grasas no saludables (grasas vegetales parcialmente hidrogenadas, aceite de palma y palmiste), azúcares simples añadidos o la sal. En general, no resultan recomendables los productos ultraprocesados como la bollería, la galletería, los snacks, los dulces, las bebidas y los lácteos azucarados, los embutidos, etc.
¿Qué pasa con las bebidas alcohólicas y el pan?
El alcohol aporta calorías vacías, es decir, energía a razón de 7 kcal por gramo de alcohol, sin nutrientes, lo que favorece la ganancia de peso. De hecho, el consumo de alcohol es una de las razones habituales por las que las personas no adelgazan.
¿Y el pan? ¿Tostado, blanco, integral, con semillas, en colines? ¿Son mejores las variedades secas del pan o el fresco?
La principal diferencia entre el pan tostado y el fresco está en la cantidad de agua. El pan tostado, al tener menos agua, tiene más cantidad de nutrientes calóricos (grasas, hidratos de carbono y proteínas) que el pan fresco.
La característica del pan que sí va a tener consecuencias sobre nuestra dieta va a ser que sea integral (con harinas integrales o cereal de grano entero) o blanco (con harinas refinadas). El pan integral, además de fibra, va a aportarnos más vitaminas, minerales y sustancias beneficiosas. Por otro lado, el contenido en fibra va aumentar la sensación de saciedad; así como aportará beneficios en cuanto al control de la glucosa y el colesterol, aspectos que pueden ser necesarios en pacientes que necesitan perder peso.
El pan es un hidrato de carbono que compite con la pasta, el arroz, las legumbres o las harinas. Si tomamos pan, deberíamos reducir estos alimentos.
¿Cómo podemos tener éxito con la dieta?
Aquí entra en escena la parte de “coaching nutricional”. Es decir, la aportación de la nutricionista que va más allá de la mera elaboración y prescripción de planes nutricionales. Hablamos de:
A. Motivación
Hay que estar motivado antes de empezar el régimen y mantener esa motivación durante todo el tratamiento. Para ello, con el apoyo y orientación de nuestra nutricionista:
• La persona debe fijarse un objetivo, responsabilizarse e implicarse. El objetivo tendrá que ser a medio-largo plazo y realista, ya que si marcamos metas imposibles (perder 10 kg en un mes, por ejemplo), sólo conseguiremos frustrarnos al no lograrlas.
• Una vez que tenemos fijado un objetivo a medio-largo plazo es recomendable ponerse pequeñas metas a corto plazo que nos vayan conduciendo a nuestro objetivo último. Ver cómo se van consiguiendo pequeños retos que uno mismo se ha propuesto aumenta la confianza.
• Apoyarse siempre en Anabel o Tatiana (nuestras nutricionistas), para consensuar, identificar y priorizar los objetivos.
• Nadie es perfecto todos los días, a todas horas. No debemos castigarnos si un día no tomamos la mejor elección alimentaria. Perder peso y cambiar de hábitos es una carrera de fondo donde lo que marca el éxito va a ser lo que se haga como norma general.
B. No buscar ni esperar milagros
Perder el exceso de grasa acumulado, cambiar hábitos alimentarios, incrementar el nivel de actividad físico lleva su tiempo y requiere esfuerzo. No existen los atajos ni los milagros, y recurrir a ellos puede suponer más perjuicio que beneficio en el corto y medio plazo, desde el conocido efecto rebote, a problemas más graves como daños renales o hepáticos, déficits nutricionales, trastornos de la conducta alimentaria, resistencia a la pérdida de peso en siguientes dietas, etc.
Y nunca, NUNCA, recurrir a dietas y productos milagro o terapias alternativas sin fundamento científico.
C. No autoponerse a dieta
Igual que no debemos auto-medicarnos, tampoco podemos ponernos a dieta haciendo lo que a uno le parezca, crea o haya oído, o siguiendo la dieta que le ha funcionado bien al vecino, el compañero de trabajo o que nos hemos bajado de alguna página Web. La dieta debe adaptarse a la persona y no al revés.
Debemos aceptar que hay distintos tipos de cuerpos (de caderas anchas, con una talla 80 de pecho o con una 95, con la nariz grande o chata, etc.), y que la forma del cuerpo, la distribución de la grasa, la proporción de masa muscular, va variando con la edad. Es algo que no podemos cambiar aunque queramos.
Si lo veas claro o consideras que necesitas apoyo para comenzar a cambiar tu vida, aquí estamos. Infórmate sin compromiso en el 941245219 e infórmate.
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