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febrero 23, 2015

Un 11% de encuestados cambia su dieta ante enfermedades crónicas

¿Cómo es nuestra alimentación? ¿Tomamos decisiones alimentarias correctas? O, por el contrario, ¿ponemos en riesgo nuestra salud porque elegimos mal?

La Fundación EROSKI, preocupada por este asunto, decidió elaborar una investigación completa sobre este tema con los máximos estándares de calidad y respaldo posibles. Por ello, encargó el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), dirigido por el Dr. Javier Aranceta, profesor asociado del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, director científico de la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN) y presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). Esta investigación tiene como finalidad evaluar, de una manera exhaustiva, los hábitos alimentarios, las técnicas culinarias, el estado ponderal y otros determinantes de la situación nutricional en una muestra representativa de la población española.

Este trabajo se inició en septiembre de 2013 con la previsión de encuestar a un total de 6.800 individuos en todo el territorio nacional (400 por comunidad autónoma). Aunque el trabajo global aún no ha finalizado, en la actualidad, ya es posible realizar un avance de los resultados obtenidos con los datos proporcionados por 1.700 personas de todo el país.

Alimentación y salud
Según el Estudio ENPE, un 29% de los entrevistados padece alguna enfermedad crónica. Las más prevalentes son las relacionadas con la tensión arterial y el colesterol en niveles superiores a los valores considerados normales (ambas dolencias manifiestan padecerlas en torno al 10% de los encuestados).

En concreto, un 12% de las mujeres y un 9% de los hombres declaran tener niveles de tensión arterial elevada. En el caso de la hipercolesterolemia, esta dolencia afecta al 9% de las mujeres y al 10% de los hombres.

Por grupos de edad, un 31% de la población entrevistada por encima de los 65 años tiene niveles altos de tensión arterial y un 27% padece hipercolesterolemia. Además, un 13% presenta diabetes y un 12% problemas cardíacos.

Es común pensar que las personas que padecen un problema crónico de salud modifican su patrón de alimentación como parte del tratamiento o para prevenir problemas asociados. Según el Estudio ENPE, solo el 11% de los encuestados afirma haber cambiado su dieta habitual en los últimos 6 meses como consecuencia de problemas crónicos de salud. Las mujeres lo hacen en mayor medida que los hombres. También los mayores de 65 años.

Y ¿qué cambios son esos? Teniendo en cuenta que la variación de hábitos nutricionales va en consonancia con los problemas de salud más prevalentes (tensión arterial alta y colesterol alto), la mayor parte de las personas entrevistadas asegura haber reducido su ingesta de sal. También existe un alto porcentaje de encuestados que han modificado el contenido en grasa de su dieta a partir de la reducción del consumo de alimentos ricos en grasas o la reducción de la ingesta de grasa animal. También es frecuente disminuir los alimentos ricos en azúcar y la cantidad de alimentos consumidos en general.

¿Cuántas comidas hacemos? ¿Cómo comemos?
3 comidas al día
Una de las principales recomendaciones de los nutricionistas para seguir una alimentación saludable es distribuir las ingestas del día en 5 tomas. El objetivo es conseguir que el cuerpo cuente, durante toda la jornada, con la energía suficiente para afrontar la actividad diaria. También facilita la digestión y evita los atracones al llegar a la comida o a la cena con gran apetito.

Sin embargo, según ENPE, pese a este consejo, los encuestados continúan distribuyendo sus ingestas diarias en tres comidas principales: desayuno, comida y cena. Solo el 33% realiza a diario el almuerzo de media mañana y otro 37% también merienda todas las tardes.

Así, el desayuno merece especial atención. Su importancia radica en que aporta los nutrientes y la energía que el organismo requiere al despertar. Después de 10 o 12 horas de ayuno, el cuerpo necesita “gasolina” para realizar bien las actividades diarias.

En el estudio, el 90% de los encuestados aseguraron desayunar todos los días, pero un 10% indica que no siempre lleva a cabo esta rutina (de ellos, el 2% admite que nunca toma nada cuando se levanta).

Por etapas de edad, se observan diferencias importantes. Entre los menores, mientras el 94% de los más pequeños (de 3 a 8 años) desayunan todos los días, esta proporción desciende hasta el 89% cuando pertenecen al periodo de 9 a 18 años. También se perciben diferencias en la edad adulta: un 88% de los entrevistados de entre 19 y 64 años desayunan a diario, una proporción que aumenta hasta el 98% cuando son mayores de 65 años.

Las formas de comer
La duración de la comida, comer acompañado o no, el carácter de esta compañía, el entorno más o menos ruidoso, comer mientras se ve la televisión, la presentación de la comida en el plato y, en general, el entorno condicionan la forma de comer y la salud del comensal a largo plazo.

En primer lugar, un 49% de las personas entrevistadas tardan habitualmente menos de 10 minutos en desayunar. Otro 40% alarga este periodo hasta los 20 minutos. A la comida se le dedica más tiempo. A un 47% le lleva entre 20 y 30 minutos y a otro 20%, entre 30 y 45 minutos. La cena, sin embargo, dura menos. Al 35% le ocupa entre 10 y 20 minutos y al 42% entre 20 y 30 minutos. Todos estos tiempos se alargan ligeramente durante el fin de semana.

En segundo lugar, el desayuno es la comida del día que con mayor frecuencia suele realizarse solo: el 41% de los encuestados así lo asegura. Sin embargo, durante el fin de semana, suele acompañar la familia (en el 31% de los casos). Tanto la comida como la cena se realizan más frecuentemente en familia (lo indica el 37% de los encuestados y el 45%, en sus respectivos momentos). Por supuesto, durante los fines de semana, esta costumbre aumenta.

Por último, se consultó a los individuos de la encuesta acerca de sus hábitos en la mesa. La mayoría afirma que, mientras desayuna, come o cena suele ver la televisión (el 43% en el desayuno y en torno al 65% en la comida y la cena) y también conversar con sus acompañantes (el 40% en el desayuno y en torno al 52% en la comida y en la cena). Asimismo, existe el hábito de escuchar la radio durante el desayuno en aproximadamente el 10% de las personas encuestadas.

¿Sabemos lo que comemos?
El derecho a saber no siempre se practica
Indicar en la etiqueta el contenido nutricional de los alimentos cobra cada vez más importancia. Y es que el consumidor tiene derecho a saber qué contienen los alimentos que compra, una información que le permite realizar elecciones alimentarias correctas y seguir una dieta saludable y equilibrada, según el Consejo Europeo de Información sobre Alimentación (Eufic).

En el Estudio ENPE, solo el 36% de los encuestados manifiesta leer siempre o casi siempre la etiqueta nutricional de alimentos y bebidas. Los participantes de la investigación revisan con mayor frecuencia otros aspectos del etiquetado, concretamente, la fecha de caducidad (el 80% lo hace). Sin embargo, es menos habitual revisar la información gráfica sobre el aporte nutricional por cada ración (solo un 13% lo hace) o el semáforo nutricional (el 11%).

Por último, el 56% de los encuestados afirman entender siempre o casi siempre la información facilitada en el etiquetado.

En Clínica Nutriestética te asesoramos para una completa reeducación alimentaria. No sólo para que comas lo que realmente tu cuerpo necesita, sino también te ayudamos a entender la información nutricional de los alimentos y saber “qué comprar”.

Infórmate de forma gratuita y sin compromiso sobre nuestra metodología de trabajo en el teléfono 941 245 219, WhatsApp (667 273 306) mail: [email protected] o visitándonos en Avda. de Colón 43, bajo (Logroño).

Te esperamos.

FUENTE: EROSKI CONSUMER.

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